TESTIMONIOS DE VIDA

Antonio y Lorena son una pareja que antes de conocer de Dios vivían de una manera desordenada. Buscando la forma de «disfrutar» la vida con placeres, adicciones, sin autoestima y esclavos de sus deseos. Tanto el uno como el otro buscando por su propia cuenta en el mundo llenar el vacío que había en sus vidas hasta que tocaron fondo y decidieron buscar ayuda.
Ambos llegaron a Betel y después de un proceso de restauración se conocieron y se casaron.
Después de un tiempo decidieron probar al reinsertarse en la sociedad y buscar trabajo para tener dinero, una casa, etc. Les fue bien durante un tiempo pero se fueron enfriando, cada día más vacíos y tristes, no fue lo que ellos esperaban pero Dios siempre es fiel y les ayudó aun en este tiempo y decidieron volver a Betel y de nuevo pasando por un proceso de restauración tanto individual como ahora en pareja fueron reafirmados y esta vez fue diferente. En sus palabras: «Dejamos todo atrás y nos entregamos a el de todo corazón. El nos abrazó, nos besó y reconfortó. Hemos encontrado la felicidad que tanto buscabamos».
Ahora estan dedicados y firmes sirviendo en Betel Málaga, siendo un ejemplo de restauración y amor total por el Señor. 

Antonio y Lorena

Hola me llamo Charo, soy de Cadiz (en el sur de España) y tengo 58 años. Me crie en una familia humilde con mis padres y dos hermanas (yo soy la mayor), estudié en un colegio católico por lo  que siempre creí en Dios. Mis padres intentaron darme una buena educación, pero eran  demasiados estrictos. Siempre fui rebelde e inconformista lo que me llevo a escapar de casa y  meterme en el mundo de las drogas. Aunque me case joven y tuve dos hijos, eso no impedía
que siguiera con mis adicciones, también perdí al padre de mis hijos por sobredosis. Pero yo  seguía en ese mundo, perdí mil trabajos lo que me llevo a vivir la noche y lo que conlleva ese  mundo de oscuridad. Tuve otra hija de un hombre recién salido de la cárcel, con problemas  mentales y maltratador. Mi vida iba de mal en peor, mis dos hijos mayores se apartaron de mí y  el pequeño paso a una familia de acogida. Todo esto esta resumido en pocas palabras, pero
fueron años de mucho sufrimiento. Decidí marcharme de Cadiz y hacer una nueva vida en  Malaga (pero seguía con mis adicciones). En Malaga gasté el dinero que traía y al final ni pude  desintoxicarme ni rehacer mi vida, sino aun peor acabe en la calle y mendigando para poder mal  comer y seguir drogándome. Así que una noche después de estar bebiendo y drogándome me  encontraba con mucho calor y decidí darme un baño en la playa (donde vivía en una caseta de  camping). Bañándome en el mar me dio un coma etílico y quede a merced de las olas, termine hospitalizada con un cuadro de ahogamiento e hipotermia. Desperté en la UCI entubada y llena  de cables, pero algo maravilloso paso cuando abrí los ojos después del coma. Sentí dentro de  todo mi ser que Dios me había sacado del mar y que me daba una nueva oportunidad porque algo quería para mí, mi corazón se llenó de inquietud por saber que era. Salí del hospital y volví al mismo sitio, pero mi salud era muy delicada y un amigo me hablo de Betel. Llegué a Betel  Malaga para recuperar mi salud y dejar mi adicción, pero conseguí también lo más importante que podía pasarme y fue conocer a Cristo, aunque creía en Dios y reconocía que me había protegido todo este tiempo, empecé a tener revelación de su poder para transformar vidas y lo  experimente en la mía. Desde aquel momento mi vida empezó a cambiar y Dios me dio una  mejor calidad de vida.

Poco a poco empecé a recuperar a mi familia, me case y estoy tan  agradecida a Dios por todo esto que decidí servirle ayudando a personas como yo, llevo en la
obra social de Betel 13 años, mi trabajo es gratificante, soy feliz con lo que tengo y no me imagino una vida fuera de sus caminos. Gracias Señor, todo es por ti